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lunes, 18 de abril de 2011

Autoterapia de supervivencia.

   Últimamente me siento como un grano de polen. Pequeño e incompleto, pero que espera hacer algo importante en un futuro. Algo que no tiene fuerzas ni para desplazarse, que depende del viento o de pegarse a la piel de un animal para así poder llegar a su flor y germinar. -Creo que no podría haberlo descrito mejor. -

Y ese granito de polen está tan perdido y desorientado que empieza a causar alergias.
Esto parece un episodio de desintoxicación, en el que mi dormitorio es el hospital, el chocolate mi medicina, mi padre el enfermero.. aunque más que enfermero es el culpable de que haya engordado 30.000 kilos.
-  Hija, lo que tu tienes es mal de amores, y eso lo quita el chocolate.-
Y como encima la carne es débil (y la mía más aún) se junta el hambre con las ganas de comer.

Eso sí, el mito del chocolate está sobre valorado. 

Porque el chocolate no es el sustituto del sexo. Es más bien al revés: el sexo de inventó para sustituir al chocolate, que engordaba ya mucho desde que el hombre es hombre. Por eso cuando te apetece sexo, lo que en realidad te está apeteciendo es chocolate, lo cual es guay porque malo será para que no tengamos una tableta de Lindt a mano... en cambio al revés no: cuando te apetece chocolate, lo que quieres es chocolate. Y aunque haya un hombre a mano, el chocolate te lo vas a comer igual.


Pero pobre padre mío, suerte tengo de que sea mi único "subidón de moral constante". Por ahora sigo adelante con mi autoterapia de supervivencia, a ver cómo se nos presentan las vacaciones.




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