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martes, 21 de junio de 2011

Todo un guilty pleasure

Suelo apoyar la mayoría de las actitudes que las mujeres solemos tener ante la vida, pero en este caso debo darles la razón al género opuesto; ¿por qué somos tan malditamente complicadas?

Nos pone lo malo, y eso es  una verdad como un templo. Nos pasamos la vida soñando con el hombre perfecto, que nos regale rosas, detallista, abrir los ojos con un  "buongiorno principessa" y  desayunos en la cama.
 Y a la hora de la verdad nos cegamos con el hombre más difícil de todos, el que primero nos da calabazas, con el imposible pero posible por un tiempo. Y lo peor de todo es que ¡nos gusta! Imperio de mujeres masocas... ¿disculpa? ¿ Pero de qué materia estamos hechas?

El otro día debatiéndolo con mis amigas  llegue a la conclusión de que todos los casos tenían una misma raíz. Somos adictas al peligro, a darlo todo y a estar al borde del precipicio, aún sabiendo que siempre alguien nos dará un empujoncito para caer al abismo. Deberíamos parar cuando empezáramos a  ser la opción de nuestra prioridad....
Lo que pasa es que las relaciones masoquistas molan porque a menudo son muy pasionales. Lo malo de la llama es que por mucha potencia que tenga, si no tiene gas suficiente acabará apagándose (aunque solo sea temporalmente).
Y de tanto jugar con fuego nos quemamos, porque lo malo, lo dañino y lo chungo, engancha como una droga mala.

Hemos cambiado las cenas románticas por los revolcones rápidos.
Además... ser feliz siempre no te hace feliz. Necesitamos macha, juego y si no lo tenemos lo buscamos, es por eso que somos tan complicadas, o nos quejamos de vicio, o podemos morir en el intento de llamarle la atención.

 Y me pregunto, ¿qué nos cansa más, la monotonía o el tira y afloja?
 Así que hombres de todo el mundo, os invito a que os deis un paseíto por el equilibrio y el punto medio, y si es posible, os quedéis allí durante un largo tiempo.

Para María y Fati.

lunes, 6 de junio de 2011

Gelborange
















  8 de la tarde, campo, amarillo, verde, naranja y marrón. Trigo, olivo y tierra. 
¿Qué importan las alergias o los picores de la primavera teniéndote a mi lado? 
Porque es, "como agua para nosotros".