'' Había una época en que vestías tan elegante
hasta arrojabas una moneda de diez céntimos a los vagabundos
en la primavera de tu vida, ¿no es así?
La gente gritaba, decía, «Ten cuidado muñeca, te la vas a pegar»
Pensabas que estaban tomándote el pelo
solías reírte de todos los que te rodeaban, pero
ahora no hablas tan alto, ahora no pareces tan orgullosa
ahora que tienes que mendigar para tu próxima comida.
Has ido a los mejores colegios, de acuerdo, Señorita Solitaria,
pero tú sabes que lo único que solías hacer allí era chismorrear
y nadie te enseñó nunca cómo vivir en la calle.
Y ahora descubres que tendrás que acostumbrarte a hacerlo.
Decías que nunca te comprometerías con algún vagabundo,
pero ahora te das cuenta que no vende ninguna coartada
mientras miras fijamente el vacío de sus ojos.
Nunca te giraste para mirar el ceño fruncido de los malabaristas y los payasos
cuando venían a hacer sus trucos para ti.
Nunca comprendiste que eso no estaba bien
no debiste permitir que otros se dieran patadas para divertirte.
Solías montar en el caballo de tu diplomático
que llevaba sobre su hombro un gato siamés,
¿No es duro descubrir que no era lo que parecía
después de que te robara todo lo que pudo?
La princesa en el campanario y toda la gente guapa están bebiendo,
piensan que han triunfado intercambiando toda clase de preciosos regalos.
Más vale que te quites el anillo de diamantes y lo empeñes.
Solías divertirte tanto con el andrajoso Napoleón y el lenguaje que empleaba
ve con él ahora, te llama, no puedes negarte.
¿Cómo se siente?
¿Qué tal sienta estar sin hogar?
¿Como una completa desconocida?
¿Como un canto rodado?
Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder.
Eres invisible ahora, no tienes secretos que ocultar.''
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