Infancia, esa época tan bonita que forma a la persona para toda su vida. Si hemos nacido con estrella, sabremos que es una etapa irrepetible, en la que disfrutamos de no tener la responsabilidad de nosotros, de ser todo desconocido e ir aprendiendo poco a poco, con la única preocupación de saber si hoy iremos al parque o no. Sin embargo, si nacemos estrellados, la cosa cambia. Nuestro objetivo sería no volver a revivir nuestra niñez e intentar borrar el pasado.
Es en este momento cuando se crean los deseos reprimidos y los guardamos en el subconsciente visitándonos a lo largo de nuestra vida.
Yo tengo la suerte de haber nacido con estrella, y de aprender lo bueno y lo malo de cada año, aprovechando o desechando lo que queremos para nuestra vida. Ahora, que acabo de subir un escalón de la escalera de la vida, ha resurgido mi debilidad por esta etapa y he cogido prestado el objetivo que tenía hace 10 años, el ser feliz y disfrutar del día a día, porque la vida es demasiado corta para desaprovechar momentos.
- No me da miedo el mañana, porque he visto ayer y me encanta hoy.-